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Proyecto SAS

Abogacía por el derecho humano a la alimentación y promoción
de los sistemas alimentarios locales en Perú y Bolivia

Historias inspiradoras

Mercado
Productos de
Mi Tierra

Sin poder salir de los hogares durante la primera mitad del 2020, debido a la cuarentena por la COVID-19, las calles y las rutas vacías de Huánuco eran transitadas por trabajadores y trabajadoras de primera línea, sin los cuales las sociedades no pueden vivir. En este grupo se encuentran las personas que nos alimentan todos los días, personas que producen, comercializan y preparan los alimentos.

Durante la etapa más álgida de la pandemia, los cines, las tiendas de ropa, los patios de comida, los centros de educación permanecieron cerrados por varios meses. Podíamos prescindir de estos espacios y actividades. Sin embargo, no podíamos prescindir de lo más básico que necesitamos para vivir: los alimentos. Durante la cuarentena rígida, los consumidores y las consumidoras buscábamos los medios para conseguir alimentos saludables, mientras que las productoras y los productores, se daban formas para proveer con alimentos frescos a los centros urbanos.

Cuando se empezaron a abrir algunos espacios, los mercados fueron los lugares más visitados. En estos centros de comercialización se sentía mucha incertidumbre y un miedo a la escasez de alimentos y a la enfermedad. A pesar de los controles de temperatura y otras medidas de bioseguridad, dada la alta afluencia de personas, los mercados se convirtieron en un foco de contagio.

Sin poder salir de los hogares durante la primera mitad del 2020, debido a la cuarentena por la COVID-19, las calles y las rutas vacías de Huánuco eran transitadas por trabajadores y trabajadoras de primera línea, sin los cuales las sociedades no pueden vivir. En este grupo se encuentran las personas que nos alimentan todos los días, personas que producen, comercializan y preparan los alimentos.

Durante la etapa más álgida de la pandemia, los cines, las tiendas de ropa, los patios de comida, los centros de educación permanecieron cerrados por varios meses. Podíamos prescindir de estos espacios y actividades. Sin embargo, no podíamos prescindir de lo más básico que necesitamos para vivir: los alimentos. Durante la cuarentena rígida, los consumidores y las consumidoras buscábamos los medios para conseguir alimentos saludables, mientras que las productoras y los productores, se daban formas para proveer con alimentos frescos a los centros urbanos.

Cuando se empezaron a abrir algunos espacios, los mercados fueron los lugares más visitados. En estos centros de comercialización se sentía mucha incertidumbre y un miedo a la escasez de alimentos y a la enfermedad. A pesar de los controles de temperatura y otras medidas de bioseguridad, dada la alta afluencia de personas, los mercados se convirtieron en un foco de contagio.

Ante la falta de más espacios bioseguros y con el creciente interés de la población para procurarse una alimentación más sana y cuidar la salud en la pandemia, AGRORURAL y la Gerencia de Desarrollo Social del Gobierno Regional de Huánuco, junto con otras organizaciones como IDMA, desarrollaron en mayo de 2020 la propuesta del Mercado Itinerante Productos de Mi Tierra, en el distrito de Amarilis, en Huánuco. Pese a la incertidumbre y a las restricciones, las productoras y los productores, el personal de las organizaciones y del gobierno local trabajaron en conjunto por varias semanas hasta presentar la feria como un espacio acogedor, bioseguro y con una oferta amplia de productos locales y sanos.

En un inicio, el espacio fue pensado como una iniciativa temporal. Sin embargo, ante la acogida positiva de las organizaciones y de los grupos de producción y consumo, el proyecto se visualizó estratégicamente a más largo plazo.

Para empezar con el mercado, IDMA apoyó a productores y productoras en la mejora de sus ventas. Se llevaron a cabo talleres de oratoria y técnicas de venta, con el objetivo de que estos actores de la producción agroecológica no dependieran de intermediarios. Al principio, se notaba cierta timidez y nerviosismo al ofrecer los alimentos, por lo que hubo un acompañamiento del personal de IDMA. Poco a poco, los productores y las productoras desarrollaron una experticia en ventas, compartiendo las cualidades de los alimentos, las técnicas de producción, las razones para consumir productos ecológicos y las opciones de preparación. Esta forma de concebir la circulación de los productos atrajo al grupo de consumo y lo fidelizó.

Una vez posicionados los actores de la producción agroecológica, las organizaciones aliadas pusieron énfasis en la difusión del mercado a través de ofertas, sorteos, pases en radio, promoción en redes sociales y activaciones móviles. El espacio se fue llenando de consumidores y consumidoras que regresaban semanalmente para adquirir los productos libres de químicos y el mercado se convirtió en una plataforma de encuentro, demostraciones culinarias e información sobre alimentación saludable y agroecológica.

 

Actualmente, este espacio es impulsado por el Gobierno Regional de Huánuco a través de la Dirección Regional de Agricultura, Islas de Paz Perú, el Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social (FONCODES), la Dirección Regional de Producción, la Municipalidad Distrital de Amarilis e IDMA. Los roles de cada organización e institución varían entre la gestión de carpas y mesas, la coordinación con productores y productoras, el apoyo financiero a este grupo, la gestión del lugar, la comunicación y la promoción, entre otros. Las instituciones aportan también con los implementos de bioseguridad para generar seguridad y confianza en todos los actores participantes de las ferias. Este trabajo conjunto permitió la consolidación del espacio y puede aportar a que el Mercado Productos de Mi Tierra se establezca de manera permanente, sin tener que depender de una sola institución.

 

Una vez alcanzada la meta de venta fija, las instituciones dejaron de encargarse del transporte hasta la feria y productores y productoras comenzaron a llegar por cuenta propia, cumpliendo un protocolo diseñado en conjunto, el cual incluye acuerdos sobre horarios de llegada y salida, limpieza y bioseguridad. Los actores del ámbito de la producción vieron las ventajas del mercado y los frutos de la modalidad empleada. Una experiencia importante fue que, después de un par de meses de funcionamiento, el mercado dejó de ser totalmente financiado por las instituciones y se instaló un Comité de Administración, el cual cobra una pequeña cuota por productor o productora para cubrir los costos de mantenimiento y de montaje de carpas. La administración rinde cuentas trimestrales y tiene una remuneración proveniente de la autogestión, modalidad que transparenta el proceso e involucra de manera activa a más personas, pero principalmente genera confianza y apropiación por parte de los productores y las productoras.

Para el Mercado Productos de Mi Tierra en Amarilis, la pandemia resultó ser una oportunidad: las organizaciones responsables de la iniciativa aprovecharon la coyuntura y el espacio se constituyó en una alternativa biosegura, con protocolos definidos que evitan la aglomeración, promueven la desinfección y el distanciamiento físico, además de tender puentes entre productores/as y consumidores/as. Este acercamiento físico y simbólico permite posicionar el sello de la certificación SPG y visibilizar las ventajas de una producción agroecológica. Si bien la oferta del mercado no es 100% de productos agroecológicos, aquellos que cuentan con sello SPG llevan una distinción y las personas que visitan la feria conocen cada vez más las historias y los esfuerzos que hacen a la agroecología en la actualidad.

 

La experiencia con el Mercado Productos de Mi Tierra contribuyó al fortalecimiento del sistema alimentario local, haciéndolo más sostenibles mediante el acercamiento entre pequeños grupos productores de sistemas agroecológicos y consumidores y consumidoras. Asimismo, demostró un enfoque de sostenibilidad económica y del proceso, que permitirá que los resultados perduren y que el espacio sea autogestionado en el mediano plazo. La contribución de IDMA a este proceso a través del Proyecto SAS facilitó el posicionamiento del mercado y la participación de productoras y productores en estos espacios. 

 

El emprendimiento de Hilda en Huánuco

Hilda Cruz creció en el campo, comiendo los frutos de la tierra. Después de vivir mucho tiempo en la ciudad, se dio cuenta de la desconexión que tenemos con nuestros alimentos y de la distancia que existe entre productores y consumidores. Un día, Hilda asistió a una visita de campo organizada por IDMA para conocer las chacras y el trabajo de los productores agroecológicos: fue ahí donde sintió una conexión con las personas y el territorio. A partir de la visión de revalorizar alimentos locales y fomentar el consumo de alimentos agroecológicos para apoyar a las familias productoras, Hilda comenzó con un pequeño emprendimiento familiar para elaborar y comercializar productos transformados realizados con insumos agroecológicos. Desde su rol de prosumidora, dio vida a su emprendimiento: Muna Muna.
Muna Muna utiliza frutas y verduras locales para hacer mermeladas y salsas. Hilda trabaja junto a su hijo y a su esposo, con quienes se reparten las tareas de producción, empaque y producción. Hilda compra los alimentos directamente a las familias productoras, ya que de esta manera tiene garantía de su procedencia y se asegura de elaborar sus productos con insumos de calidad, sin agroquímicos y provenientes de lugares cercanos.

Muna Muna participa en la Feria Productos de Mi Tierra de Amarilis, con un stand cerca al de los productores agroecológicos. Hilda cree firmemente que no solo se trata de vender, sino también de conversar con las personas interesadas y compartirles la importancia de una producción y una alimentación agroecológicas. Ella está en capacitaciones constantes con IDMA y otras organizaciones. Como emprendedora y como consumidora, su sueño es que sus productos lleguen a ciudades y mercados más grandes, y puedan contar la historia del territorio y las personas que producen los alimentos. Para esto, ella está gestionando los permisos correspondientes (como la autorización sanitaria) y busca mejorar la calidad y la durabilidad de sus productos sin añadirles químicos.

El espacio de comercialización del mercado Productos de Mi Tierra en Amarilis es una plataforma para que consumidores y consumidoras conozcan a quienes cultivan y cosechan los alimentos. Es una plataforma para que pequeños emprendimientos, como el de Hilda, tengan un mercado sólido y contribuyan a promover el consumo de alimentos locales y de temporada a precios justos.

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